dissabte, 4 de juny del 2011

Stevenage (England)

-¿Tú siempre eres feliz?- le pregunté mientras miraba fijamente sus grandes ojos color celeste.
-¡Claro que no! ¿De dónde has sacado eso? Dime, ¿quién no ha tenido nunca un mal día? ¿Quién no ha sentido esa angustiosa sensación de querer desaparecer del mundo, al menos, por unos minutos?
-Entonces, ¿qué pasa con tu sonrisa?
-¿Mi sonrisa?
-¡Tú siempre sonríes!
-Pues claro, pero, ¿aún no sabes que las sonrisas son como disfraces? Algunas son espejos que reflejan nuestra alma, otras, sin embargo, las vestimos cuando no nos queda más remedio. ¿Sabes? A veces las sonrisas son solo pretextos para convencernos a nosotros mismos de que debemos seguir adelante. Por eso, cuando tengo un mal día voy a darme un baño en las aguas del viejo acantilado.
-¿Para sentirte un poco más libre?
-Para sentir que mis lágrimas son porciones de agua muy pequeñas...

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