dijous, 2 de juny del 2011
Escucha.
Yo ya le dije que tenía todo el tiempo del mundo, unas caderas con curvas asombrosas y unas finas e interminables piernas. Se lo dije, que yo le esperaba todos los días tomando un café mientras fumaba un cigarrillo. O dos. Que el mundo estaba lleno de historias y cuentos por escribir. Que podíamos juntar nuestras manos, e incluso corazones. Una tostada de frambuesa siempre sabe mejor si es compartida. Por supuesto, ¡también se lo recordé! Pero claro, él no quiso, y yo, no podía hacer nada...
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada